Albòndigas de queso y huevo |
El origen se remonta probablemente a los pastores que teniendo el queso producido por ellos mismos, inventavan sabrosos platos con algunos pocos ingredientes, en este caso: pan duro, huevos y hierbas aromaticas.
Estas albòndigas son realmente deliciosas y muy sustanciosas.
La forma típica es una albòndiga grande, pero hoy en día se utiliza para hacer albóndigas aún más pequeñas, para ser servida como aperitivo o finger food. Si lo desea, se pueden freír sin pasarlas en el tomate: hacer pequeñas albóndigas y servir en los cucuruchos de papel, como si fueran manìs o patatas fritas. Acomopañados con una copa de vino blanco, muy frío, será un aperitivo perfecto.
El queso típico que se usa para èstas albòndigas es un queso pecorino (de oveja) tìpico de la regiòn de Abruzzo y el Rigatino,que ès un queso semiduro de vaca, sempre de la misma regiòn. No siempre es fácil encontrar estos quesos fuera de la región, pero usted puede adaptar la receta de acuerdo a los productos que usted encuentra en su propia casa, lo importante es respetar las proporciones: dos de quesos duros, uno el de queso de oveja (màs fuerte) y el otro más dulce ( el parmesano) y un queso de vaca, semiduro y no muy picante . La textura será casi esponjosa.
Bueno....y ahora, arremangarse las mangas de la camisa y ponerse a trabajar!!
- 100 g de queso pecorino duro rallado
- 100 g de queso de vaca semiduro rallado
- 50 g de queso Parmesano rallado
- 3 huevos
- 125 g de pan duro rallado
- 2 cucharadas de perejil picado
- 400 g de pulpa de tomates pelados
- 1 cebolla pequeña
- 1 diente de ajo
- 1 litro de aceìte de manì para freìr
- aceìte de oliva virgen extra
- pimienta negra y sal al gusto
En primer lugar preparar la salsa de tomate. Cortar la cebolla muy finamente. En una sartén poner 4 cucharadas de aceite de oliva y vamos a cocinar suavemente, hasta que la cebolla se ponga transparente. Poner en la batidora los tomates, licuar y luego ponerlo en una olla. Añadir sal y pimienta al gusto. Cocer durante unos veinte minutos a fuego lento. La salsa no debe reducirse demasiado, de lo contrario, añadir un poco de agua, de hecho, deberà resultar una salsa un poco liquìda para cocinar las albòndigas .
Mientras tanto, preparar las albòndigas. En un tazón grande se colocan los quesos rallados, el pan, el perejil y el ajo finamente picado. No agregue sal: los quesos daràn el sabor justo a las albòndigas.
Amasar hasta que todo se mezcle bien y deje reposar en el refrigerador durante 10-15 minutos. Si los huevos son muy grandes, podría ser que la mezcla resulte demasiado suave. Trate de hacer una albóndiga: si se puede, bièn, de lo contrario agregar otro poco de pan rallado. Por el contrario, si la masa es demasiado difícil de manipular, agregar un huevo o un poco de leche. Pasado el tiempo de reposo de la masa, podemos empezar a formar nuestras albòndigas con las manos: el tamaño serà segùn el proprio agrado. Tradicionalmente, èstas albòndigas son muy grandes. Elegimos un tamaño mediano.
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